Pasadas tres semanas del inicio de clases releo los apuntes de la primera que tengo en la parte trasera de mi cuaderno, designada a las huevadas acadèmicas.
Y entonces tenemos semiòtica audiovisual, mi primera clase, que me rompiò las pelotas (que no tengo, pero me las rompiò, podrìa decirse que me rompiò los ovarios entonces) con la madrugada. Yo vivo a las afueras de mi ciudad y mi universidad, queda a las afueras, pero hacia arriba, literalmente queda en la punta de una montaña, debo levantarme a las 4.50 si quiero llegar a clase de 7 am. Mi universidad queda TAN lejos de todo, que tiene buses que nos llevan hasta ella, asì que podràn imaginarse lo largo que se me hace el recorrido, sin mencionar que en las mañanas la fila para el acceso al bus es impresionantemente larga.
Por fin entrè al salón de clases, està lleno casi hasta el tope y de repente veo al profesor, no muy alto más bien petiso, su pelo refleja su desgastamiento y su rostro alegrìa.
Y entonces por cada palabra que suscita, vomita diez carcajadas. Me irrita de sobre manera su forma de reír, es algo entre un jadeo con suspicacia y un toque bastante inoportuno de jocosidad.
Quisiera que se callase, quisiera que simplemente dejara de reír por cualquier ridiculez que balbucea. Todo le produce risa, y su risa me produce enojo.
De repente me doy cuenta de su falta, uno de sus brazos está casi discapacitado, él lo usa como si fuera "normal", pero a nuestros ojos, es diferente. Tiene un brazo más corto y más delgado, y la mano está... como decirlo sin ser hiriente...
Ahora trato de entender y en mi absurda mente solo atino a pensar que el motivo de su jocosidad es su forma privada de reírse de la vida, de resguardarse de los comentarios y las miradas extrañas, de quienes lo juzgan y quienes le tienen pesar; porque tener pesar de alguien no es lo mejor que se puede sentir respecto a una persona, al fin de cuentas, es nuestro docente, tiene su sabiduría y nos la està regalando.
No soy fan de la bufonería, pero realmente no soporto que jadee y se ría todo el tiempo, de lo que el mismo dice, de lo que piensa, de todo lo que se le cruce por enfrente. No puede ser acaso una persona alegre en extremo y demostrarlo fuera del salón de clases, y en él, asumir el rol de docente serio y estudiado?
Pero acaso soy un monstruo? In humana, indolente. Como es posible que le juzgue de tal modo, que le critique y me produzca tal rechazo? Será que soy una persona aburrida? Me veo de lejos y me entiendo frívola.
Rele